martes, 20 de enero de 2009

Unión, Progreso y Democracia

image         José Antonio Primo de Rivera

 

                                                                                                                                                                   Una buena amiga, acaba de mandarme esto en un mensaje, es parte de los 27 puntos en que el partido de Rosa Díez, Unión, Progreso y Democracia, basa su ideología como partido. Os pregunto lo mismo que ella me preguntó a mi, ¿No os suenan de nada estas proclamas? Por si no es así, voy a refrescaros la memoria. Allá por el 29 de Octubre de 1933, en el teatro de la comedia de Madrid, se fundaba la Falange española, el artífice de este proyecto, era, José Antonio Primo de Rivera, hijo del general golpista, dictador, Miguel Primo de Rivera. Dicho acto comenzó con las palabras de Primo de Rivera «Camaradas, nada de un párrafo de gracias. Escuetamente gracias, como corresponde al laconismo militar de nuestro estilo». En el mismo, legitimó la violencia de sus valores mediante «la dialéctica de los puños y las pistolas». La Patria es una síntesis trascendente, una síntesis indivisible, con fines propios que cumplir; y nosotros lo que queremos es que el movimiento de este día, y el Estado que cree, sea el instrumento eficaz, autoritario, al servicio de una unidad indiscutible, de esa unidad permanente, de esa unidad irrevocable que se llama Patria. Este artículo suyo en el diario “Arriba”,órgano oficial de la Falange, resume claramente la ideología de este señor:

Ninguna revolución produce resultados estables si no alumbra a su César. Sólo él es capaz de adivinar el curso soterrado bajo el clamor efímero de la masa.

El jefe no obedece al pueblo: debe servirlo pues es otra cosa bien distinta; servirlo es ordenar el ejercicio del mando hacia el bien del pueblo, procurando el bien del pueblo regido, aunque el mismo pueblo desconozca cuál es su bien.

Los jefes pueden equivocarse porque son humanos; por la misma razón pueden equivocarse los llamados a obedecer cuando juzgan que los jefes se equivocan. Con la diferencia de que, en este caso, al error personal, tan posible como en el jefe y mucho más probable, se añade el desorden que representa la negativa o la resistencia a obedecer.

Ya es hora de acabar con la idolatría electoral. Las muchedumbres son falibles como los individuos, y generalmente yerran más. La verdad es la verdad (aunque tenga cien votos). Lo que hace falta es buscar con ahínco la verdad, creer en ella e imponerla, contra los menos o contra los más.

Arriba, 4 de Julio de 1935                                                                                                                                                                                                                          Pues resulta que la señora Diez y compañía, han tomado como suyas las palabras de este aspirante a dictador y las han asumido como dogma de fe, la diferencia es que Primo de Rivera no se cortaba un pelo en mostrar su verdadero rostro. No acabo de explicarme, que la que durante mucho tiempo dijo ser una socialista progresista, haga suyas las palabras de un dictador frustrado, la única razón un poco coherente que se me ocurre, es que estuvo ahí, únicamente esperando una oportunidad de manejar los hilos, en cuanto vio que no le sería posible, se sacó la careta y cambió de chaqueta, aunque me parece que esta le viene grande.  Aquí os dejo el enlace en el que podréis ver de donde han salido estos puntos de UPyD: FALANGE ESPAÑOLA – Puntos iniciales.

5 comentarios:

  1. Pensaba que él definirse ni de izquierdas ni derechas era lo único falangista que tenían, pero tienes toda la razón: ¿estamos ante el nuevo partido fascista?

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  2. Permíteme que te cite en mi espacio

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  3. Faltaría más, Gustavo.

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  4. Yo a esta Rosa Díez cada día la entiendo menos... y yo que años atrás con la crisis de líderazgo del psoe veía en ella a alguien muy capaz...

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  5. ♥♫♪ღ♥ L o u22 de enero de 2009, 20:44

    Interesante entrada. Yo tambien la entiendo de menos en menos a la Rosa Diez... Un saludo.

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