Monseñor Cañizares- Esto es la iglesia católica en España

Monseñor Antonio Cañizares, cardenal y arzobispo de Toledo y primado de España, tacha la igualdad de sexos de “revolución insidiosa” que lleva a “la destrucción del hombre”, de la verdad del hombre. En febrero, El cardenal Cañizares tuvo la ocasión de realizar la primera intervención del congreso “Mujer y varón, la totalidad del humanum” celebrado en Roma, allí dijo, que esta revolución cultural en toda regla, (La igualdad, hombre-mujer) es más insidiosa y destructora de lo que se pueda pensar, según el, “El hombre es creado por Dios, está constituido con una verdad: una humanidad única diferenciada hombre-mujer” y por lo tanto, les lleva a ser un única verdad formada por dos partes que deben permanecer diferentes. “Se trata de una iniciativa que afecta a lo social, político y cultural, y que busca modificar la realidad social y cultural de España transformando su identidad” explicó Cañizares. Y no sólo eso. La ideología de género también, según el cardenal, “busca la destrucción de la familia y del matrimonio entre un hombre y una mujer”.                                                                                                                                                                                                                                                   En principio, a un señor que ha llegado tan alto en la jerarquía de la iglesia, se le presupone una cierta educación y un buen nivel de inteligencia, estoy seguro de que esto es así, por lo cual también estoy seguro, de que esta postura suya, retrógrada y machista, no es solo suya, sino que la iglesia en general, sobre todo las altas esferas, la aceptan también como suyas, de lo contrario, hubiesen reprendido a este señor, cosa que no han hecho ni harán, en este caso ni en ningún otro parecido. La iglesia añora aquella época de la edad media, donde nada se hacía sin su consentimiento, donde hombres y mujeres deambulaban por un mundo cruel y miserable sin poder pelear siquiera, por el derecho a comer, cuanto menos al de hablar. Esa época donde la nobleza, con el respaldo de esta misma iglesia, se daban la gran vida a costa de los siervos del "señor" Aún estamos esperando que pidan perdón, por esa época de oscurantismo y terror, en la que miles y miles de inocentes, fueron asesinados por la iglesia o a causa de esta. Añoran tambien, la época de la dictadura del enano de Ferrol, "Caudillo de España por la gracia de dios", hasta lo hacían entrar bajo palio en las iglesias, al igual que a sus vírgenes, cristos y santos. Esa dictadura, en la que el que no era amigo de la iglesia, era enemigo del estado, donde adoctrinaban a los niños en las escuelas, hablándoles de sus santos, virgenes y cruces, esos mismos ídolos de madera que su misma biblia prohíbe adorar desde aquel episodio del becerro de oro. Del mismo modo que prohibe hacer negocios en la iglesia desde que Jesús echara a los mercaderes del templo; ellos siguen montando chiringuitos en sus catedrales e iglesias importantes, sacándoles el dinero a sus propios creyentes y haciendo de dios un mero negocio. Pero claro, todo esto no está mal, cosas como esta, no son la causa de que hoy en día las iglesias y los seminarios estén vacios, ¡no! la causa de que la iglesia esté en declive, es de la pretensión de estos tontos borregos que somos, de pretender la igualdad entre mujeres y hombres. Pero bueno, que le vamos a hacer, son así, esas son sus idéas y no van a cambiarlas, no al menos, mientras estos carcamales esperpénticos, sean los que sigan dirigiendo una iglesia anclada en el medievo y que no reconoce derechos a los hombres, sino únicamente obligaciones, hacia ellos, claro.                    En el número correspondiente al 1 de enero de 1995 del Human Rights Law Journal, Jean-Bernard Marie, director de Investigación en la Secretaría General del Instituto Internacional de Derechos Humanos de Estrasburgo, publicó un informe completo de las convenciones, declaraciones y protocolos suscritos por los Estados miembros o asociados a Naciones Unidas en materia de derechos humanos . Según ese informe, el total de pactos o protocolos suscritos por Naciones Unidas, en cuanto se refiere al cumplimiento de los derechos humanos, es de 103  que se clasifican en cuatro categorías: convenciones generales, convenciones específicas que se refieren a ciertos derechos en particular, convenciones que protegen a determinados grupos o colectivos de personas, y convenciones relativas a las múltiples discriminaciones que se practican en todo el mundo. Pues bien, de estos 103 convenios internacionales sobre derechos humanos, la Santa Sede ha suscrito solamente 10 . Esto quiere decir que la Santa Sede, en cuanto se refiere a compromisos públicos de carácter internacional por la defensa y promoción de los derechos humanos, está en los últimos lugares de la lista de Estados a nivel mundial, más abajo que Cuba, China, Irán o Ruanda, por citar algunos ejemplos. Más en concreto, la Santa Sede no ha ratificado ninguna de las convenciones sobre la supresión de las discriminaciones basadas en la sexualidad, la enseñanza, el empleo y la profesión. Tampoco las relativas a la protección de los pueblos indígenas, los derechos de los trabajadores, los derechos de las mujeres, la defensa de la familia y el matrimonio. Como tampoco las convenciones que se han firmado contra los genocidios, los crímenes de guerra, los crímenes contra la humanidad o contra el apartheid. Ni las que se refieren a la supresión de la esclavitud o los trabajos forzados. Ni las que prohiben la tortura y la pena de muerte. Con este panorama, está bien claro lo que podemos esperar de ellos.

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