¿Que es lo que pasa?

Y van ya 53, cincuenta y tres mujeres muertas a manos de sus parejas o ex-parejas, ¿A donde vamos a parar? ¿Que es lo que falla en una sociedad, para que día a día, aumente es ta escalofriante cuenta? Hace tiempo que le doy vueltas a este tema, intentando comprender el por qué. Hay casos que eran previsibles, la única que no se había dado cuenta, era la mujer, a pesar de que todo y todos, apuntaban a que la relación iba a terminar de mala manera, porque, al que en verdad es un animal, se le suelen ver las formas desde lejos, no es necesario convivir con el para darse cuenta. No por previsibles, son justificables, este tipo de casos, pero vosotras deberíais tener más cuidado a la hora de elegir, a la más mínima señal de violencia, por pequeña que sea, salid corriendo, nada de: te perdono cariño, pero que no se repita, no hay perdón, un hombre, si te quiere, nunca será violento contigo. Hay otros casos, los que yo llamo , de los impotentes. Estos, pienso yo que deben ser la gran mayoría, unos, los que sin saber como, han conseguido que una mujer se fije en ellos y que les demuestre cariño, ¡no se lo pueden creer! Ellos, tan tímidos y cohibidos que ya habían asumido que pasarían el resto de sus días más solos que la una y de repente, aparece alguien que se fija en ellos y les dan la posibilidad de tener una relación seria, por una vez en sus vidas. Lo malo, empieza cuando su pareja se da cuenta de que el personaje no era lo que ella creía y decide dejarlo. De repente, ese mundo nuevo que se había creádo, se viene abajo y se da cuenta de que no será capaz de conseguir que alguien vuelva a fijarse en el, se siente tan impotente y tan deprimido al haberse dado cuenta de que después de ese periodo feliz, no le quedará más que volver a la soledad de siempre, que decide terminar con su vida y acabar también, con la de la de la persona que se ha cargado su única oportunidad de sentirse alguien. Después, está el grupo de los impotentes físicamente, aquellos que por no poder tener una relación normal, hombre-mujer, (Vamos, que no se les levanta) deciden convertir la vida de su pareja, en un infierno, en lugar de intentar buscar soluciones a su problema, con la ayuda de su pareja, sienten tal frustración y tal vergüenza, (ya que se creen superiores, por lo que nunca se rebajaran a reconocer que tienen un problema, el problema siempre es de ella) que la emprenden a golpes y si a ella se le pasa por la cabeza abandonarle, no se lo permitirán. Sea del grupo que sea, no puedo alcanzar a comprender, como un hombre, que debe su miserable vida a los nueve meses de sufrimiento de su madre, puede ser tan mierda, como para levantarle la mano a una mujer, ni tan siquiera la más ruin y feroz de las bestias, sería capaz de darle una paliza a su pareja y mucho menos, matarla. Se habla mucho de que la solución a todos estos abusos y crímenes, pasa por la educación a las edades más tempranas, estoy de acuerdo, pero no creo que con eso baste, es el modelo de sociedad en su conjunto, lo que debe cambiar, por mucho que eduquemos a nuestros hijos en las escuelas y en casa, si después no dejamos de bombardearlos con tanta violencia gratuita, de nada nos servirá; si no damos más tiempo a los padres, para que puedan pasarlo con sus hijos, en lugar de aumentar cada día más las jornadas laborales, esto no irá más que a peor. El día en que yo pueda volver a escribir unas palabras sobre este tema, diciendo que el numero de víctimas se ha reducido, ese día podremos decir que algo se ha hecho, pero mientras tanto, pongamos nuestro granito de arena, seamos solidarios, denunciemos públicamente estos abusos, abramos un debate serio que haga ver a nuestros políticos, que estamos hartos y que urge encontrar soluciones, basta de palabras que se las lleva el viento, basta de jueces que quieran convertir a las mujeres en culpables y poner a sus verdugos como pobres víctimas, ¡¡Basta ya de tanta salvajada!!, que los maltratadores paguen con cárcel, de nada sirven unas órdenes de alejamiento que no pueden impedir que el maltratador acose a su víctima en cualquier momento, que se endurezcan las penas al máximo para que más de uno se lo piense muy mucho, antes de volver a levantarle la mano a una mujer.